A Mia, esta pobre abuelita, se la vio vagando por un pueblo por largo tiempo. Hasta que un día la atropelló un coche. Un hombre la apartó a la cuneta y ahí quedó abandonada durante largos días, al sol, sin comida, ni agua, ni ayuda alguna. Hasta que un alma caritativa nos dio el aviso y fuímos a recogerla. Mia estaba extremadamente delgada y deshidratada, llena de heridas, sin poder andar ni ponerse en pie. En estos momentos se encuentra ingresada en la clínica veterinaria de Burgos.